En los últimos años, con la llegada del otoño, sacamos del armario nuestros abrigos (aunque cada vez lo hacemos más tarde) y a falta de no encontrar una castañera en cada esquina, nos da por disfrazarnos de monstruos poco atractivos y hacer dulces con forma de araña, de momia, de zombie…un despropósito vamos! Para sumarnos a tal lluvia de tradiciones, nos enamoramos de la que siguen en México para venerar a sus difuntos, realizando un pan muy especial, el Pan de Muerto.

Un pan cuya forma consiste en una pequeña esfera en el centro de la parte superior que representa un cráneo y cuatro canillas que representan huesos. Curiosamente esta forma simboliza los cuatro rumbos del universo. Cómo ya cuento en mi libro, el gran Carlos Ramírez Roure, referente de la panadería mexicana desde su tienda Sucre y Cacao de la ciudad de Mexico D.F., nos habló de este pan y nos pasó su receta. Meses más tarde pese a sólo comerse en el mes de octubre y noviembre para Todos los Santos…en nuestro obrador lo encuentras todo el año, y ya forma parte de un clásico de nuestra carta de panes!!!

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